Las torres se elevan, las torres caen, ese es el discurrir del juego en Ka-Boom, y si tu quieres que las torres se mantengan, o no, dependerá de si eres un maestro constructor durante el turno o un saboteador con el objetivo de causar destrucción.
Al inicio de la partida, los jugadores disponen las 26 baldosas, con la mayor en el centro y el resto alrededor de ella. Cada baldosa representa un apilamiento y también un valor en puntos. Durante un turno, el maestro constructor coge los 17 bloques, da la vuelta al reloj de arena, y entonces comienza a construir cualquier torre que elija, edificando cada torre en la baldosa donde está representada. Cada uno de los demás jugadores es un saboteador y tiene 2-10 dados de munición que puedes usar para disparar con la catapulta -realmente es más parecida a un pequeño balancín-. Si impactas a una torre, ¡bien! El maestro constructor no obtiene puntos, aunque puede reutilizar los bloques caídos para reconstruirla, si le queda tiempo. Si un dado de munición cae en una baldosa, el constructor no podrá edificar en ella, si ya había comenzado a hacerlo, debe parar aunque no haya acabado, debe irse a construir a cualquier otro lugar.
Si con el primer dado de munición obtienes un resultado de Ka-Boom, nada ocurre. Sin embargo, si sale en un segundo dado, el jugador que lo lanzó debe golpear con su puño la mesa una vez, si el consiguiente terremoto afecta a las torres… mala suerte para el constructor. Un jugador tiene un dado de munición gigante que puede causar un terremoto por su propia cuenta, pero teniendo en cuenta que los saboteadores no pueden realizar más de un terremoto por turno.
Cuando se acaba el tiempo, el maestro constructor reclama las baldosas en las cuales se mantenga torre correctamente construida. El siguiente jugador en el sentido de las agujas del reloj es ahora el nuevo maestro constructor. Cuando un jugador alcance 16 puntos, gana y se acaba la partida.